Es
una innovación que puede ser original o no original, puesto que puede basarse
en experiencias previas o buenas prácticas que nos sirvan para mejorar y
superar barreras a veces levantadas por técnicas obsoletas y anquilosadas, nada
convenientes para el devenir de una biblioteca que funciona en pleno S. XXI. El
problema, aunque no es insalvable, es el de unas “organizaciones donde priman aún las formas de trabajo y de hacer
tradicionales. Es inexcusable un cambio… para conseguir llevar a la biblioteca
pública desde un paradigma burocrático a una organización flexible y dinámica,
una organización que aprende” (Roser Lozano, 2006).
¿Te ha venido a la mente cosas que llevas a cabo en tu centro? Compártelo.
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